El eco-viajero: Una nueva forma de cuidar la naturaleza y conocer nuevos lugares.

Psicólogos y terapeutas afirman que viajar, conocer nuevos lugares y culturas y relacionarse con gente desconocida tiene efectos positivos en la salud de las personas. Además, estar en contacto con la naturaleza, visitar galerías, museos, monumentos y, en general, cambiar el entorno en el cual se vive y caminar por aquellos lugares, tiene efectos positivos en la habilidad mental y física de quien sale de viaje, ya que, además de respirar aire limpio, se hace ejercicio y se expulsa el estrés.

El estrés y la fatiga marcan la cotidianidad de todos aquellos que habitan las grandes ciudades. Viajar, entonces, es recomendado para la relajación y la meditación; actividades que, muy bien, pueden ser acompañadas por algunos masajes, para aliviar la presión muscular o el nerviosismo; eliminar la ira y esa sensación de esclavitud que, día con día, se suele tener.

La economía muchas veces nos detiene o los compromisos sociales y familiar, pero después de un buen viaje regresará con las energías renovadas, con el fin de mejorar su capacidad laboral y emocional.

De hecho, algunos expertos recomiendan a sus pacientes, en estado de depresión, salir de viaje para aislarse por unos días de la situación que atraviese y superar su condición. Y es que, está comprobado que, las personas depresivas tienden a buscar la soledad y a sumirse en sus tristezas y pensamientos negativos. Por lo que, los doctores, sugieren viajar, toda vez que esto implica entretener la mente, desde el principio (cuando se planea el viaje, se hace el equipaje, las reservaciones, los recorridos, etcétera), durante el viaje y de regreso, cuando se cuentan las anécdotas a los amigos y familiares, se suben fotografías a Internet o, si se tuvo oportunidad, conservar las amistades ganadas en el recorrido.

Los viajes al campo, a un bosque o a alguna reserva natural, son los que suelen ser más beneficios para la salud, aseguran psicólogos, los cuales, también resultan más económicos y por tanto, accesibles. Reducen el estrés, al verse alejado del ruido, las aglomeraciones y la dinámica de las grandes ciudades; mejora el metabolismo, fomenta la purificación del cuerpo, ya que, al respirar mayor cantidad de oxigeno, la presión arterial se ve beneficiada, gracias a que la circulación sanguínea se potencializa, siendo un aliciente para superar, por ejemplo, las enfermedades del corazón; así mismo, viajar significa, la mayoría de las veces, ingerir nuevos alimentos, mucho mejor si son más naturales y beber agua totalmente potable, lo cual, mejora la digestión y, por supuesto, la nutrición.

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